15. DOMINGO 29: OPORTO. Décimocuarto día.
No ha sido una buena noche, supongo que el cansancio empieza a pasar factura. El escozor en los talones me impedía conciliar el sueño así que fue el momento idóneo para que ellos vinieran a visitarme: conversaciones, peleas, indiferencias, celos, elección y olvido, miedos, oscuridad y terror.. y el cielo de la mañana en Oporto presagia lluvia. Aquí también. No me dejo abatir, no puedo permitirmelo, así que salgo a la calle...
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Lo bueno de salir a pasear es que se airea la cabeza. Y nada mejor que eso que subirse a uno de esos barquitos fluviales que te llevan río arriba y te permiten otra perspectiva de Oporto. Me gusta esta ciudad. Y por si queda todavía algún fantasma en la mente, pues a emborracharlo con degustaciones de vino de Oporto en las bodegas que pueblan el lado de Gaia del rio Duero. El Porto Croft Reserva buenísimo!. Lástima que no hagan envios, me hubiera comprado una caja para estas navidades.
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Pero empieza a llover de nuevo y no hay ni un alma por la calle. Y hace frío. Recuerdo con nostalgia los primeros días del camino cuando lucía el sol y descansaba como las largatijas. Pero que quiero si pasado mañana ya es Diciembre. Llevo ya tres semanas fuera de casa, muchos propósitos en la cabeza pero me temo que no todavía los suficientemente arraigados. Puede que el camino no cumpla su propósito. Pero eso depende de mí y no se creó el mundo en dos días. Pensamiento positivo. Lo que está claro que mi vida depende de mí y los demás son acompañantes secundarios, no puedo dejar en sus manos las riendas de mi vida, debo actuar de la forma en que a mi me convenga y sabiendo cuando abrir puertas o dejar pasar el tren, aunque duela. Cuando consiga eso ya tendré medio camino hecho en mi mente. ¡Cuántas divagaciones hoy!.
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No ha sido una buena noche, supongo que el cansancio empieza a pasar factura. El escozor en los talones me impedía conciliar el sueño así que fue el momento idóneo para que ellos vinieran a visitarme: conversaciones, peleas, indiferencias, celos, elección y olvido, miedos, oscuridad y terror.. y el cielo de la mañana en Oporto presagia lluvia. Aquí también. No me dejo abatir, no puedo permitirmelo, así que salgo a la calle...
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Lo bueno de salir a pasear es que se airea la cabeza. Y nada mejor que eso que subirse a uno de esos barquitos fluviales que te llevan río arriba y te permiten otra perspectiva de Oporto. Me gusta esta ciudad. Y por si queda todavía algún fantasma en la mente, pues a emborracharlo con degustaciones de vino de Oporto en las bodegas que pueblan el lado de Gaia del rio Duero. El Porto Croft Reserva buenísimo!. Lástima que no hagan envios, me hubiera comprado una caja para estas navidades.
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Pero empieza a llover de nuevo y no hay ni un alma por la calle. Y hace frío. Recuerdo con nostalgia los primeros días del camino cuando lucía el sol y descansaba como las largatijas. Pero que quiero si pasado mañana ya es Diciembre. Llevo ya tres semanas fuera de casa, muchos propósitos en la cabeza pero me temo que no todavía los suficientemente arraigados. Puede que el camino no cumpla su propósito. Pero eso depende de mí y no se creó el mundo en dos días. Pensamiento positivo. Lo que está claro que mi vida depende de mí y los demás son acompañantes secundarios, no puedo dejar en sus manos las riendas de mi vida, debo actuar de la forma en que a mi me convenga y sabiendo cuando abrir puertas o dejar pasar el tren, aunque duela. Cuando consiga eso ya tendré medio camino hecho en mi mente. ¡Cuántas divagaciones hoy!.
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(domingo, 29/11/2009)
7 comentarios:
Me parecen muy acertadas tus divagaciones.
Deberías ser consecuente con ellas.
Besos.
¡Qué fotos más alucinantes y bellas! Besotes, M.
Tiene pinta de ser bonito, sí. Bueno, a ver qué conclusión final sacas... Cuando llegues a Santiago.
Aquesta setmana vaig de bòlit però et passo a saludar, bona nit.
el viaje DURACEL el que dura y dura...
caminar es sano, recordar lo caminado; necesario.
Sabias divagaciones.
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