Quisiera adentrarme en este mar que contemplo. Despacio, dejando que las olas saboreen cada mordisco que arrancan de mi deshabitada piel, hasta sumergirme por completo en este plácido azul que me guiña el ojo prometiéndome sosegados sueños en los que no existen los recuerdos. Tus recuerdos.
y luego dejar que cada ola me arremeta contra las sólidas rocas y despedece mi alma una y otra vez sin piedad, sin compasión, tal como haces tú con tus frios besos y tu mirada vacía...
Fin del tormento... Bienvenida paz.
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