Me duele la cabeza, escondite favorito de mis fantasmas. Demasiados pensamientos, demasiadas ideas que bullen en mi interior. Y todas ellas concentradas allí arriba, tertuliando hasta altas horas de la madrugada. Seres egoistas! que sólo piensan en su diversión y no tienen en cuenta a la okupa de debajo que tiene que madrugar a la mañana siguiente. Un día de éstos les cierro el bar y se quedan en la calle. Pero es que dicen que están tan bien allí! No me extraña, campan a sus anchas, tienen barra libre y encima les sale gratis y con alguna droga anestesiante de regalo. Pero es que cuando vienen con esa carita blanca de pena, pidiéndome auxilio en esa noche oscura y fria no puedo decirles que no. Si sólo viniera uno.. pero no, se traen a toda la familia a calentarse a la lumbre de mi mente, único faro encendido en mi solitario ser. Si al menos pensaran en mi algun día y me invitaran a una copa, pero de las del frasco pequeño, ese que está guardado en el altillo de la barra de arriba, para casos de emergencia y desesperación... Pero ni con lágrimas suplicantes lo consigo...
.
.