miércoles, 16 de enero de 2008

Belcha.





La mañana había sido larga para Iván, desde el amanecer su cuerpo inclinado sobre el arado había roturado casi todo el campo. Belcha brillaba de sudor mientras, con la cerviz inclinada, seguía tirando con fuerza de la reja del arado hundida en la tierra.

Una canción en la lejanía anunciaba la comida que, en una cesta de mimbre, traía colgada del brazo Irina. La hora de la comida llegaba para el hombre y la fatigada bestia.

Cuando llegó junto al riachuelo ellos ya estaban a la sombra de la gran higuera. Belcha comía con avidez del morral de grano y heno que pendía de su cuello. Iván, con el agua hasta las rodillas, se había metido desnudo en el riachuelo para refrescar su cuerpo. Irina, de rodillas ante la cesta, había extendido un mantel en el suelo, pero antes de sacar la comida se quedó mirando como, a cada movimiento, a Iván se le iban definiendo los músculos de los brazos, del torso, de la espalda. Cuando se agachó nuevamente para tomar agua con las dos manos, los ojos de ella se centraron en las redondeadas y fuertes nalgas de Iván. Al darse cuenta de la mirada se volvió hacia ella, miró su miembro que latido a latido iba creciendo, y con una sonrisa en los labios le hizo un gesto para que acercara. Irina, sin apartar los ojos de aquel poderoso ariete que ya la señalaba, se levantó y fue hasta el arroyo, se metió en el agua, y ya frente a frente subió la mirada a los ojos de Iván mientras, lentamente, se desabrochaba la blusa y dejaba al descubierto sus turgentes pechos. Sólo la mirada de él fue suficiente para que los pezones se endurecieran como diamantes.

Belcha dejo de comer y piafaba nervioso como presintiendo lo que iba a ocurrir. El olor fuerte de la higuera invadía el aire y los sentidos, y entre las piernas de ella una cálida y dulce humedad se confundía con el aroma del aire e impregnaba sus braguitas de algodón. Poco le duraron puestas... prácticamente, de un sólo movimiento, se las arrancó Iván. La cogió en volandas y la llevó bajo la higuera, la apoyó contra el tronco, levantó una pierna de ella a la altura de su cadera y de un golpe certero la penetró. Una y otra vez entraba y salía de ella hasta que con un sordo gemido se corrió en sus entrañas. Irina no lo había pasado mal, pero mientras esperaba a que Iván la soltara, miraba a Belcha y pensaba que aquel otro animal tampoco sabía lo que eran las caricias, ni los besos....montaba a la yegua por puro instinto animal. Belcha le devolvía la mirada, atento, y de entre sus patas traseras colgaba, enorme y negra, casi hasta el suelo, una enorme verga negra.

16 comentarios:

Waipu Carolina dijo...

Muy inspiradora un jueves de viento a las 8 de la mañana. Ya va bien algo de pasión para empezar el día con ánimo!
saludos

Merche Pallarés dijo...

Ya he podido entrar!! Había pop-ups por eso no pude antes. Oye, Metis, sabes que te forrarías escribiendo artículos eróticos para revistas especializadas??? El cuento es genial. Besotes, M.

MeTis dijo...

buffffffffffffffffffff, pero que calor hace de repente¡¡ me meteria hasta yo en el rio¡
mitsu, quitas el frio¡

merche, que el cuento no es mio, es de Mitsu. Él si que sabe escribir, y eso que se reprime, porque sino encontrariamos autenticas bellezas literarias (al menos para mi).

pero éste ya es demasiado para mi bodyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy.


besos

Equilicua dijo...

Mitsu ¡no te prives!

Mitsu dijo...

equilicua:
Eso es más Patológico que patolucas.

salud.

Tempus fugit dijo...

El olor denso y dulzón de la higuera, sombra y agua clara, el zumbido constante del campo a mediodía, un resoplido equino...
¡Se veía venir!

un abrazo¡

Rolando Escaró dijo...

que dan ganas de vivir en el campo...

mira que al belcha ese, despues del trabajo y la merienda se le vino tremendo espectaculo

xnem dijo...

Vaya de nuevo las “coincidencias”! hoy va de… caballos.

Anónimo dijo...

pero que escandalo es este!,

jeje. Seguro que lo ha escrito mitsu, pillina ?

Ale. parlem ! :)

Anónimo dijo...

¡¡¡Voy a por una ducha que baje la temperatura de mis neuronas...!!!
Qué bicho este Mitsu... no me extraña que tengas a Metis a tus pies.
Bikos.

xnem dijo...

Si lo se a veces no me fijo en lo que parece importante, ya se quien es Belcha, pero No los caballos camargueses son oscuros de pequeños pero de mayores son todos blancos.

Merche Pallarés dijo...

Por cierto Metis se me olvidó decirte que "Beltxa" en euskera quiere decir negro. El caballo es precioso. Besotes, M.

Anónimo dijo...

lo siento Merche Pallarés pero es "beltza",agur eta ondo pasa

Merche Pallarés dijo...

Eskarrikasko, anónimo, ahora ya lo sé. Zorionak, M.

Anónimo dijo...

eskerrik asko,merche pallarés

Unknown dijo...

El singulat es beltz?