Debido a las palabras e impaciencia de dos blogueros (Xnem y Decenizas, no me estoy refiriendo a vosotros si eso pensais), mi siguiente post va sobre el libro QUE YA HE TERMINADO de leer. No os voy a hacer una síntesis del libro, creo que sería algo aburrido, solo os comentaré que he encontrado de lo más interesante la forma que tiene el autor de hurgar en las extrañas actitudes de nuestra mente, todo ello de una forma un tanto peculiar e ironica y de como desconocimiento es salud y el conocimiento preocupación. En cierta manera me acordé de
Wilt y de
Ignatius Reilly. Ahora ya tengo otro idolo: Rodrigo. Para quien se anime aqui os dejo algunos fragmentos.
"PSIQUIATRAS, PSICOLOGOS Y OTROS ENFERMOS"
de Rodrigo Muñoz avia

"Hola. Me llamo Rodrigo. Rodrigo Montalvo Letellier. Antes de ir al psiquiatra yo era una persona feliz. Ahora soy disléxico, obsesivo, depresivo y tengo diemo a la muerte, o sea, miedo. En el psiquiatra he aprendido que la palabra felicidad es una convención que carece de sentido. He aprendido que el hecho de volver a ser feliz algun día no sólo es imposible, sino completamente imposible. ahora me pregunto más cosas de las que me gustaría: sobre la muerte y la vida...."
"... Es cierto que al principio las palabras de Fusilli me hicieron mella, pero es que, como ya he dicho, soy una persona con escasa personalidad, y tiendo a dejarme influir demasiado por las palabras de los demás. Es mi forma de ser, no puedo evitarlo. Cada vez que me llama una telefonista desde el banco para ofrecerme algún producto nuevo que van a sacar, acaba convenciéndome, de verdad. Tengo tantas tarjetas de crédito que mi cartera tiene un grosor parecido al de las memorias de Sara Montiel, en el caso de que las haya escrito. Últimamente, cuando me siento, me quedo medio inclinado hacia la izquierda, tal es el ladrillo que se alberga en el bolsillo trasero de mi pantalón..."
"Cuantas más vueltas daba en la cama más nervioso estaba y más pensaba. Mi opinión es que todo lo que uno piensa porque no puede dormirse no debería pensarlo nunca. Son pensamientos de más, los desechos resultantes del pensamiento diurno, todo lo que nuestra mente activa no ha querido pensar y ahora, con tanto tiempo a su disposición, se ve obligada a utilizar. No lo sé: esta misma idea se me ocurrió una noche de insomnio, o sea que tampoco sé si es muy válida..."