El domingo descubrí que cara tiene la felicidad. Contemplé unos ojos chispeantes de alegría y la sonrisa más sincera que he visto nunca. Toda ella iradiaba dicha. No pude contener que unas traicioneras lágrimas se me escaparan rodando... Y Ella las vió. Y entonces esos brazos abiertos, que hace un minuto abrazaban a su pequeño hijo, vinieron a consolarme a mí. Y su sonrisa le ganó la batalla a mi llanto. ¡Cómo se agradecen en algunos momentos unos abrazos sinceros que te arropen!.
Siempre la he admirado. Y envidiado (sanamente claro). Ella tiene todo lo que yo no llego a alcanzar, ha sabido ir en su búsqueda mientras que a mí siempre me ha vencido el miedo o la cobardía.
Sólo deseo que esa cara que vi el domingo algún día pueda verla reflejada en mi espejo (y no tener que ir nunca a consolar a alguien por el mismo motivo...)
A Maribel.
5 comentarios:
Un abrazo y una sonrisa sincera a tiempo puede ser de un gran alivio. Tienes razón, querida Metis. Muchos besotes, M.
P.D. Sigo esperando tu visita ¡no te olvides!
ojalá que sea así.
biquiños,
Yo he visto esa sonrisa en tu cara. Tu trabajo es el de conseguir que sea perenne.
besos
Todo se aprende, no hay más que ponerse. Así que, ponte a ello. Por cierto, yo me he puesto a aprender alemán y hay una compañera de clase que me recuerda físicamente mucho a tí. Tiene tu misma sonrisa.
deseo que puedas sonreír y ser feliç. un abrazo amiga
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