Recuerdos.

....Vuelvo a casa.... padre y madre ya no están en el salón del primer piso. El sillón de orejas guarda el testimonio de las siestas que sorprendieron a mi padre con el cigarrillo entre los labios y me llegan a los oídos los reproches de mi madre cuando descubría las quemaduras. Su voz se entremezcla con la monotonía del pedaleo de la Singer ribeteando y bordando las sábanas para el ajuar de mi hermana mayor.

....Black no está tumbado delante de la puerta que sabía que nunca debía traspasar, y montaba guardia celosamente a la espera de que alguien saliera del salón para dar muestras de su afecto.

....Aunque el polvo lo ha cubierto todo, no ha podido con la estampa del Sagrado Corazón de Jesús que anunciaba en la puerta, al otro lado del pasillo, que detrás dormía el estandarte de la moral y buenas costumbres cristianas: la abuela. No me atrevo a abrir la puerta, temo recibir el bafo acre habitual mezclado con el ambientador que siempre marcaba el olfato en los velatorios. No lloré el día que murió, sentí casi una liberación. ¡Y qué reprimenda del padre Jesús cuando se lo dije en confesión! Me parece que fue entonces cuando aburrí los Padrenuestros.

....Primero se fue black, después madre, la abuela y padre.

(Otro día subo al segundo piso)