Irse para no volver dicen, pero yo no puedo. Simplemente asi de sincera. NO PUEDO. Mi cabeza se voltea desoyendo a la mente y sigo buscándote. Grave error, lo sé. Así es imposible olvidar. Más ¿cómo poder enterrar algo que en su día nos hizo inmensamente felices a la par que desgraciados? Y ya no queda un París al que recurrir, ni Montblanc, ni Monterrat... Todo borrado por a saber qué, o si bien sabiéndolo ahora carecería de importancia. Somos animales orgullosos pero a la vez sabios y creyentes de los dictámenes de la mente. Pero siempre la tortura del ¿Y si..? que hace que volvamos irremediablemente la vista atrás y por un instante nos olvidemos del nuevo futuro que nos espera y desearíamos poder echar a correr desandando nuestros pasos y ,aunque fuera solo por un segundo, poder volver a sentir ese calor en el pecho que te reafirmaba que estabas en el lugar correcto que te correspondia en la vida. O puede que no, pero en ese momento no importaban las dudas, solo sentir.
Y eso era lo que yo hacía.