sábado, 29 de diciembre de 2007

cuento de navidad

Triste cuento que puede ver por primera vez ayer. Hoy quiero compartirlo para aquellos que no lo conozcan. recomendacion: coger antes un paquete de kleenex.

LA NIÑA DE LOS FOSFOROS

Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.
Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.
La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña.
Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manecitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!
Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.
Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.
-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".
La niña frotó otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.
-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuándo se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!
Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.
Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.
-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.
Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.


FIN

viernes, 28 de diciembre de 2007

divagando...: aeropuerto

Gente, bullicio, equipajes de mano, guías con carpetas en alto, prisas, abrazos, reencuentros, caras expectantes, niños corriendo a los brazos de sus abuelos, desconcierto, llamadas a móvil… pero tú no sales por la puerta con tu maleta.
Hago un escrutinio de cada cara que aparece por el cristal, pero ninguna es la tuya. Estoy empezando a desesperarme. La pantalla me anuncia que mi agonía por no poder abrazarte se va a alargar media hora más. ¡Dulce infierno esta espera!. El cielo me priva de treinta minutos más de vida. Te retiene ahí arriba no queriendo reconocer que por una vez el Paraiso se encuentra en tierra… Media hora más de soportar este nudo en el estómago que amenaza con un posible desmayo por nerviosismo. Sigues sin salir y mi impaciencia va creciendo hasta límites insospechados. ¡Ínutiles operarios de las maletas! ¿Por qué no se darán más prisas? ¿No ven que mi ansiedad amenaza con maldecir cada uno de los días que les restan de vida?

De repente veo una sonrisa que se acerca a mi rictus
–“¿Esperas a alguien guapa?”,
-“Sí, a ti”.

jueves, 27 de diciembre de 2007

me quedé sin palabras... solo se me ocurre la de
¡gracias!

miércoles, 26 de diciembre de 2007

divagando...: paseo bajo la lluvia


Lluvia. Frio. Me asomo a la ventana y veo las gotas danzar alegres para mí, me dedican su baile arreciando en sus saltos. Yo sonrío aunque no quede reflejado en mi cara. Mi máscara no me permite emociones. Un gato mojado cruza corriendo la calle. Nunca fue apañado para el baile, él prefiere cantarle una soleá a la Luna. Zeus, el Dios de la lluvia, me regala pequeños espejos mágicos dispersados por las aceras. Uno para cada habitante, pero yo no encuentro el mío, cada cristal lleva las facciones de otra mujer hermosa y optimista. Da igual, siempre odié este tipo de regalos. Un coche se acerca por la calle, decide vestirme con mis mejores galas y acelera al pasar por mi lado. Ahora si me encuentro bonita, llena de mugre y barro. Sonrío, pero mi vestimenta no le gusta a las nubes y deciden seguir llorando de pena ante la visión de la locura en persona. Una sombra perruna se acerca sigilosa, atenta, rabiosa. Alargo la mano pero al verme huye despavorido sin ningún control. Pobre perro, la naturaleza no le dotó de sensores para poder apreciar el coche que se acercaba a toda velocidad y que no pudo esquivarlo. Le envidio. Al perro. Cruzo la calle y me encuentro borlas de colores colgadas en todos los balcones. La lluvia no pudo agüar la fiesta. Tanta alegría daña mis sentidos. Prefiero el pequeño ataúd del segundo piso en donde paso mis días viendo pasar la vida. Hacia allí me encamino. Mentalmente me hago el propósito de ir a comprar la próxima vez una caja de clavos nuevos. Éstos últimos han sido demasiado endebles.

domingo, 23 de diciembre de 2007

cosas que no se recuperan..


" Una muchacha estaba aguardando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto. Como debía esperar por muchas horas, decidió comprar un libro para matar el tiempo. También compró un paquete de galletas.

Se sentó en una butaca en la sala VIP del aeropuerto para poder descansar y leer en paz. Al lado del asiento donde estaba la bolsa de galletas se sentó un hombre que abrió una revista y comenzó a leer.

Cuando ella tomó la primera galleta, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada.

Apenas pensó: "Pero, que descarado. Si yo estuviese más dispuesta le daría un golpe en el ojo para que nunca más se le olvide."

Cada vez que ella tomaba una galleta, el hombre también tomaba una.

Aquello la dejaba tan indignada que no conseguía reaccionar. Cuando quedaba apenas una galleta, pensó:

"ah... ¿qué será lo que este abusador va a hacer ahora?"

Entonces el hombre dividió la última galleta por la mitad, dejando la otra mitad para ella. ¡Ah! ¡Aquello era demasiado! ¡Se puso a bufar de la rabia! Entonces cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sitio de embarque.

Cuando se sentó, confortablemente, en su asiento, ya en el interior del avión, miró dentro de la bolsa y para su sorpresa su paquete de galletas estaba allí...¡todavía intacto, cerradito!!!! Sintió tanta vergüenza...

Sólo entonces percibió lo equivocada que estaba! ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolsa...!

El hombre había compartido sus galletas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado, mientras que ella quedó muy trastornada, pensando que estaba compartiendo las de ella con él. Y ya no había más tiempo para explicar...ni para pedir disculpas. "

¿Cuántas veces, en nuestras vidas, estamos comiendo las galletas de los demás y no estamos conscientes de ello? ¡Antes de llegar a una conclusión, observa mejor!

Tal vez las cosas no sean exactamente como piensas.No pienses lo que no sabes acerca de las personas.

"Existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:

Una piedra después de haber sido lanzada;

Una palabra, después de haber sido proferida;

Una oportunidad, después de habersela perdido;

El tiempo, después de haber pasado"

(correo web)



miércoles, 19 de diciembre de 2007

Rodolfo.



Hola, soy Rodolfo. Estoy en el paro. Santa Claus no me ha renovado el contrato. Ha fichado a Fernando Alonso porque es más rápido que yo y mi cuadrilla; vamos, que ha cambiado los renos por Renault, ¡Y se va a vestir de azul! Los de la Cocacola dicen que detrás del asunto está la Pepsi, o Terra Mítica, ¡cualquier cosa!….


¿Y sabéis? Pues no me importa, mejor, me iré de vacaciones a San Reno para recuperarme de mis problemas renales. Renaceré haciendo un poco de remo, me tiraré a la arena de la playa a ponerme moreno y removeré los cuernos en la discoteca, que es lo suyo.


Este año, el pan duro, la cebada transgénica, el bote de agua con cloro os lo podéis…. O se lo dais a los camellos de la competencia, que con lo de las pastillitas de colores también van que vuelan. "Santa" os pedirá una lata de gasolina para el R-29, que al precio que va… casi mejor que les compréis vosotros los regalos a vuestros hijos…




Entrechoco mis cuernos con los vuestros, Feliz navidad

lunes, 17 de diciembre de 2007

divagando... :soñando contigo.


Y te siento, aún cuando no estás cerca, en cada brisa que me acaricia el cuello susurrandome que estás a mi lado, en cada roce suave de mis inmaculadas sábanas recordándome que algún día serán tus dedos los que recorran cada milímetro de mi piel y me envolverán, en cada suspiro vertido por mis labios gritando tu nombre... No estás aquí pero yo percibo el dulce olor de tu cuerpo, las yemas de mis dedos recorren tu tersa cara, mis labios saborean la suavidad de tus pezones... Alargo mis brazos pero mis manos no te alcanzan, mis ojos no te ven pero mi corazón me dice que sí, que andas pensativo por la habitación observándome dormir. Pero sé que en breve volverás a la cama, me acariciaras la mejilla y me dirás que sueñe tranquila. Entonces me darás un beso y yo me quedaré dormida...

viernes, 14 de diciembre de 2007

virus del miedo

... "Claro que funciona", dijo el grillo. "Y cada vez que superas el temor a correr un riesgo, tu autoestima aumenta".
Dina empezó a captar la idea: "Y cuanta más autoestima tenga, más me querré a mí misma".
"Exacto". Entonces el grillo preguntó de repente: "¿Qué es lo contrario al amor?"
"El odio", replicó Dina al instante.
El grillo movió la cabeza negando. "No. Lo contrario del amor es el miedo".

"El búho que no podía ulular" de Robert Fisher and Beth Kelly


---------

Sí, el miedo puede ser realmente muy peligroso, te impide el raciocinio, te atrapa con sus garras y te aprieta la garganta hasta llevarte hasta tu último aliento. Entonces te suelta, no quiere acabar contigo, y es en ese momento cuando le ves su cara sonriendo de placer, porque sabe que puede hacerte suyo en cuanto quiera.

Miedo a sufrir, a envejecer, al dolor, a la apatía, a las guerras, a la desnutrición, a la injusticia, al maltrato, al cambio, a la soledad, a lo desconocido...

miedo al fracaso de nuevo, a no saber aguantar, a echar de menos mi soledad, a no saber vivir acompañada, a mi mal genio, a perder la poca paz que tengo, a no saber vivir atada...

miedo a que dejes de quererme, a que me olvides, a que no recuerdes ni mi nombre, a que me confundas, a que no me eches de menos...






Lo amaban, ni más ni menos
y se sacaba cada mañana
las espinas del sueño.
Juraba y maldecía
y se enredaba en la alambrada
de la mansa rutina.

Vivía como tú o como yo.
El viernes por la noche
iba a buscar a su amor.Fumaba tranquilo,
planeaba la semana
y ella le arrancaba el cigarro
y lo besaba.

Y un día lo mordió el virus el miedo.
Entendió que las mujeres
nunca tienen dueño.
Y temió que ella marchase,
que se agotase el manantial
sin un por qué.

Venció el miedo y faltó a la última cita,
no descolgó el teléfono
que aullaba en la mesilla.
Y el temor a la derrota
lo agarrotó como un calambre,
sin un por qué.

Duro, intenso y precario...
Se enfrentaba cada día
al oleaje en el trabajo.
Y una mañana la cobardía
lo paralizó en la puerta
y no entró a la oficina.

Volvía a despertar
y empezaba el periódico
como tantos, por detrás.
Vio y sintió la noche
del planeta y su desastre,
tuvo miedo y decidió
no salir a la calle.

Y ahí lo tienes encerrado en casa,
temblando como un niño,
sellando las ventanas, para no ver,
ni escuchar,sentir,
notar la vida estallando fuera.

Por miedo a sentir miedo
fue a la cama,como una oruga se escondió
y envuelto entre las mantas
se durmió,
hizo humo el sueño
y se olvidó del mundo
por miedo a despertar.

Aún sigue dormido.

Pasaron los inviernos
y aún sigue escondido,
esperando que tu abrazo
le inocule la vacuna
y elimine el virus del miedo y su locura.

lunes, 10 de diciembre de 2007

divagando...: café con Elo

Hoy he quedado con Elogio para un café. Como siempre , se retrasa, y aquí me encuentro, en una mesa sola, rodeada de cafés, conversaciones, tés, batidos de leche, cigarrillos.. no me importa, me gustan estos momentos, disfruto mirando a la gente, observando el lugar, mientras me pierdo en mis ensoñaciones.

Miro la carta de cafés y me decido por uno diferente a mi carajillo de anís (vicio que me ha pegado Mitsu). Aunque sea solo un café con algo diferente siempre se pierde la rutina. Café con caramelo. Que me sorprendan a ver. Mientras espero mi elección me doy cuenta de la mesa en donde me he sentado a esperar. Original. Intrigante. Divertida. Dispar. Está repleta de fotos. Amigos del bar diría yo, por la enorme sonrisas que lucen. Caras alegres. Risueñas. Ufanas. Unos, retratos de hace poquito tiempo, otros, de más antiguedad, de hace meses, quizás años, corcomidos ya por el dulce resto de miles de cafés (o amargo, según se lo tomen).


Sorprendida observo que los dos sentados en la mesa más proxima a mi aparecen también en la esquina derecha de la mesa. La foto debe de estar hecha hace como mínimo un año, a juzgar por las canas que tiñen el pelo del chico (hombre? señor?, con canas ya no se sabe como llamarlo).


Me traen el café. ¡Y menudo café! voy a tardar horas en beberme esa jarra de...leche (eso sí, teñida de caramelo, para que no digan del nombre). E Inma se retrasa (ya he dicho como siempre, no?). Y yo me he dejado el móvil en casa. Para que luego digan que este aparatito no es tan necesario. Faltan cinco minutos para que ella empiece a trabajar, así que seguro que ya no aparece. Bueno, pues si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma. En cuando consiga beberme esta pint de café iré a verla al trabajo. Más que nada para plantarle un fuerte abrazo y llevarle lo que le traje del monasterio budista Sakya (hace ya un mes de éso y todavía no había quedado con ella?. muy mal Metis, pero que muy mal). Y porque tengo ganas de verla, que carajo!. Tengo ganas de hablar con ella y que me cuente algun novedad.

P.D. lo nuestro no tiene remedio, justo cuando salgo del bar y me encamino hacia su trabajo, oigo una voz que me llama. Me giro y adivinen. Elogio riendose mientras sale de la terraza del bar de al lado... "si habiamos quedado en el Ritas's cantina!" le digo. Riéndonos no paramos de decir: !"pero que fuerte, pero que fuerte"!. ni que fuesemos una pijas inma. Bueno, te dejo que sigas tú la historia. o al menos tu versión.

domingo, 9 de diciembre de 2007

buzones de España


(buzón de Barcelona)

Buzones. Viejas tradiciones que se pierden, testigos boquiabiertos de la evolución tecnológica.

Retazos de olvido de viejos compañeros distantes. ¿quien pierde el tiempo hoy en día alimentándolos aunque sea con unas breves lineas garabateadas en una simple postal navideña?

Estas fiestas os invito a que traspaseis con palabras estas ferreas piedras, que sea Papá Noel con una bolsa amarilla quien nos traiga el aguinaldo de papel, que sea él quien nos deposite en uno de estos buzones nuestros mejores deseos de felicidad y de paz.




(buzones de Gijon)



miércoles, 5 de diciembre de 2007

poema


Al amarte, me comías,
al gozarte, me catabas,
con el sexo, avasallabas,
con el placer ,te crecías.

Se me pasaron los días,
en un suspiro, contigo
y desde entonces me obligo,
cuando el alma se congela,
a soñar que tu, mitsu,
fuiste mi mejor abrigo.

lunes, 3 de diciembre de 2007

to "royalito"


Te miro, te remiro y te admiro y no me cansaría nunca de observarte y escucharte. Hablar contigo es inyectarme una dosis de positivismo, de mi álter ego. Por eso me haces falta, porque tú llenas el vaso que yo dejo medio vacío. ¿Que mujer no desearía pasar el resto de sus días contigo? Hasta yo si pudiera lo intentaría, aplicaría tus convicciones de luchar por la felicidad de uno mismo y correría a tu encuentro. Sabiendo que tu estarías esperándome al otro lado, ¿que debería de temer?. Pero no puedo. No podemos. Así que intento buscarla por mi misma, que no sea una deuda contraida con alguien, solo conmigo misma, como tú me enseñaste a hacerlo.

¿Puede un amigo hacerte mejor regalo que enseñarte la ilusion por vivir?


Siempre nos quedará el jazz online. Y la chimenea, y la copa de vino, y el incienso de especias...